La siesta se extiende más allá
de las horas propias,
monótona, atrasada y circundada
por añoranzas cercanas
y vuelos de pensamientos gratos.
Está la virgen desposada allí rondando
siempre presente en su belleza viva,
pues habiendo cumplido la esperanza
todo los anhelos del que la esperaba,
que la siesta se extienda ya no es nada
ni su monotonía alcanza a opacar...
Publicado en mi libro "De la espera a lo esperado". 2011
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