Yo estuve pleno cuando
el paso viera
de lo vivido y que
pensaba oscuro,
advertí dentro de lo
que era impuro
esas verdades, las
que amanecieran.
El daño original que
era tan duro
y me iba a acompañar
hasta que muera,
convierte tras mi
arqueo la litera
en respiro de goces
que procuro.
Que ante un Dios
compasivo, bueno y justo
será mi Dios más
bueno y compasivo
que justo, y aunque
hallase algún motivo
pueda cambiar su
amor, el gesto adusto
a un tierno y paternal perdón augusto
por el que yo
soñando muero y vivo.
Publicado en mi libro "De la espera a lo esperado". 2011
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