Dejé una vez que aves ignoradas
perturbaran mi descanso,
creyendo que en la noche duermen
y sólo fantasmas hieren mi silencio.
perturbaran mi descanso,
creyendo que en la noche duermen
y sólo fantasmas hieren mi silencio.
Los pinares del bosque de mi rancho
y los árboles que lo resguardan
y los árboles que lo resguardan
suenan con el viento en mis
versos…
son mis versos, son mis cantos.
El aire sentía todo:
las aves y los sonidos de las brisas
que hacían remolinos con mis
sombras,
volando con mi fuego.
Sembrando con transparencias
llovían cielos, caían soles
sobre recuerdos lejanos,
distantes,
rebeldes a todo olvido.
Es que a veces el tintero
estalla y salpica
sublevado, desafiante y enfrenta a la pluma
escribiendo a su antojo
y transgrediendo mi arbitrio.
Publicado en mi libro "De la espera a lo esperado".2011
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