POEMA
Instante del alma que se siente eterno
en esta ánfora plena de aguas y coros.
Clamor silencioso de instintos y esencias
en quietud de atajos que el ánimo esparce.
Conmociones hondas, sentires cautivos,
raíces del alma que en follaje estallan.
Trozos de vida y de años donde rizan,
hacia ardores distintos, las propias pasiones.
Deseos confesos de llegar al alma,
hasta en los silencios y olvidos del tiempo.
Carlos
Justino Caballero
Esta vez transcribo en “a manera de prólogo” un poema que
publiqué en mi libro “De cumbres y de abismos”. Traté de transmitir en él lo
que yo entiendo que es un poema, lo que siento al escribir cuando en ciertos
momentos está tan plena el alma, tan llena de sentimientos, que es necesario
darles salida sintiéndolos eternos. Ese sentir silencioso que necesita ser
esparcido por la profundidad de lo sentido y necesita ser liberado por la pluma
en donde estalla.
Esos sentimientos
brotan porque son parte de la vida y siendo universales y comunes a toda
condición humana, pueden llegar a otras almas, a “ardores distintos”, a través
de lo que escribo. Y confieso además ese íntimo deseo de querer perdurar y
llegar más allá de “los silencios y olvidos del tiempo”.
Quienes tenemos hijos o seres que
nos aman deseamos, seguramente, que más
allá de las distancias o la muerte, podamos permanecer en ellos de todas las
maneras posibles. Y ésta es una más: lo que queda plasmado en poemas.