Por la bajada del viejo camino
venía mi padre
caminando lento y mirando lejos.
Yo oía su canto
aunque él poco cantaba…
Venía acompañado
por el viento, por ángeles
y por el vasto cielo.
Ardía en sus ojos una tierna
lumbre
germen de muchas dichas.
Me sorprendía verlo caminando
pues más bien recordaba
su quietud reflexiva
o la sonriente alegría,
en su sonrisa… de siempre.
Por la bajada venía
mientras yo claudicaba.
Claudicaba mi pecho
y mi piel sudorosa
y mis manos temblando
ante su presencia viva.
Y yo claudicaba
en mi recuerdo de amor,
de amor por mi padre.
Publicado en mi libro "De la espera a lo esperado". 2011
No hay comentarios.:
Publicar un comentario