A Tomi, un sobrino casi hijo.
Con lágrimas de niño en tu ser
y abriendo tu alma, llegaste a la mía
que, conmovida, resguardará el secreto
confiado como a un padre.
Parecías indefenso y lo estabas
y me dejaste sin voces,
mas hoy cuando te pienso
renuevo el breve diálogo…
de alma a alma,
de hombre a hombre.
Siempre habrá palabras
que te ronden:
duda, amor, certeza.
Mantén viva la esperanza,
vive de ilusiones
pero ve por ellas hasta el fin
en el correr abstracto de los días.
Oye el relincho de tu ruano
-que te sacude siempre-
y vive con ese brío en el que vales,
abrevando eternamente
en tus ancestros.
Publicado en mi libro "De la espera a lo esperado". 2011
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